Disimular canas esperando la tintura
Pasando a otro tema, hace un tiempo yo les pasaba unos truquitos para disimular las canas mientras esperás para hacerte la tintura, uno de los cuales era pintarte las canas con máscara de pestañas o lápiz delineador, o usar productos específicos para eso, como los que venden en Botonería Arte (en Saúl los deben vender también) que son barras (como las labiales) de color negro o marrón, o tinturas que vienen en un tubito como el de máscaras de pestañas.
Pero el otro día vi que están vendiendo en Uruguay la marca Cover Gray que hace mucho se vende en USA y justamente consiste en barras como las labiales. Viene en varios tonos para distintos colores de cabello.
Son todos productos que salen con el primer lavado.
Y otra que leí en una revista y también la he visto en Internet: pintártelas con marcador (sí, el dry pen!!) del indeleble, no el de pizarra blanca. No te preocupes, sale con el primer lavado también.
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Dra. Gabriela Cano
* Género y memoria de la Revolución mexicana: las mujeres zapatistas vistas por Gertrude Duby.
(Parte 3 de 20)
Las revolucionarias entrevistadas y fotografiadas cabe aclarar no son una muestra sociológicamente representativa de las distintas condiciones sociales, formas de participación y zonas de acción regional de las mujeres que colaboraron con el zapatismo. No obstante, dan alguna idea de las diversas maneras en que las mujeres se comprometieron con el zapatismo.
El conjunto incluye tanto a combatientes, comando de tropa, como Rosa Bobadilla, a campesinas anónimas, como Buenaventura García viuda de Quintana, y Apolinaria Flores, quienes colaboraron en el espionaje y en el traslado de armas, así como a profesoras renombradas, como Elisa Acuña y Rosetti y Paulina Marabet, que trataban asuntos políticos directamente con Zapata.
La célebre y radical activista Juana Belén Gutiérrez de Mendoza había fallecido recientemente, pero Duby halló en Tlalpan a su hija Laura Mendoza de Orozco, quien estuvo dispuesta a platicar con la extranjera sobre su madre.
Duby entró en contacto también con mujeres que se habían mantenido al margen del zapatismo, como Donaciana Mojas, quien vivió seis años en la cueva de Cuaupantitla, tras la evacuación del pueblo de Tepoztlán en 1916 por las fuerzas del constitucionalismo. Pero a Duby no le interesaba como ya dije documentar la violencia de la guerra y sus consecuencias para la población civil. Ella era una militante comunista.
La apertura reciente de archivos del FBI ha demostrado que, en efecto, Duby siempre ocultaba en las entrevistas su vinculación comunista, puesto que, conforme a la lógica de la Guerra Fría, eso de ser comunista era algo que de plano no se le decía a nadie; pero ella se identificaba con estas historias de persecución, ya que había sido perseguida por el fascismo y había permanecido en un campo de concentración en Francia.
La mayor parte de los relatos que Duby escuchó y registró se trataba de mensajeras clandestinas y espías que caminaron largas distancias para cumplir misiones secretas. Felipa Castellanos, por ejemplo, aseguraba haber realizado seis viajes al norte del país llevando correspondencia de Zapata a Villa; hizo el último viaje en tren, pero durante las primeras cinco veces se movió a pie. Se tardaba casi tres meses en llegar y otros tres en regresar a Morelos. Vicenta Flores, responsable del comercio zapatista con pueblos de Guerrero, viajó siete veces a ese estado para traer ganado y cotidianamente trasportaba víveres de la Ciudad de México a Tepoztlán o a Cuernavaca; unas veces tomaba el camino por Ozumba y otras, por Atlixco.
Para lograr sus misiones, las mensajeras generalmente se hacían pasar por comerciantes y ocultaban los documentos en cañas de azúcar huecas o en los dobladillos de las faldas.
Obtener armas y parque era aún más arriesgado y exigía usar distintas estrategias de encubrimiento. Mercedes Haro vendía leña para disimular que su casa en Tacuba era un centro de distribución de armas. Haro también se desempeñó como «pregosta» durante la breve ocupación zapatista de Cuernavaca. Tuvo la responsabilidad de imponer el control de precios y localizar y distribuir víveres que estuvieran en manos de acaparadores.
Las tareas de «pregosta» eran muy importantes, pero a Duby le atrajo más la personalidad de Apolinaria Flores, espía y curandera que atendía a heridos zapatistas con herbolaria y métodos tradicionales; su casa, en una barranca al pie del Tepozteco, tenía una ubicación idónea para ser refugio de guerrilleros. En varias ocasiones, Zapata pasó allí la noche, y Duby se emocionaba mucho con esa historia.
Una de las personalidades que más le interesó a Gertrude Duby fue Buenaventura García viuda de Quintana, de cariño Venturita, quien estuvo al servicio directo de Zapata. La vieja de 86 años en 1942 era hablante de náhuatl, y dice Duby, con ojos parecidos a los del jefe suriano. Su compromiso con la causa zapatista y los riesgos y sufrimientos que enfrentó cuando fue hecha prisionera por las fuerzas de Pablo González le interesaron a Duby, quien prefería los relatos vividos en vez de las explicaciones históricas y las opiniones ideológicas de las mujeres intelectuales como Paulina Marabet o Elisa Acuña y Rosetti [...]
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Gabriela Cano es doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente se desarrolla como profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, así como en la UNAM.
Portal de Emiliano Zapata, "El Caudillo del Sur"
http://www.bicentenario.gob.mx/zapata/
Portal de la Revolución Mexicana http://www.bicentenario.gob.mx/revolucion/
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